lunes, 13 de octubre de 2014

Acrecentemos la batalla filosófica por una vida superior


Por Denis María Reyes
Locuciones, frases, unas bien intencionadas, otras con visos de serlo, revelan el deseo de luchar por un mundo como debe ser, un universo congruente ¡Oiga! y qué difícil es creer lo contrario con manifestaciones tan vehementes, incluso, de quienes proceden inversamente a lo que dicen.

Sin embargo, tendríamos que ser ciegos y sordos para dar crédito a ciertos mandatarios que se presentan en el podio como los seres más humanos de la Tierra y están implicados con inhumanos bombardeos en países donde, con métodos disfrazados, intentan usurpar el poder y los bienes de naciones ajenas.

Desde la Segunda Guerra Mundial hasta 1999, según apuntes de William Blum, autor de "Killing Hope: U.S. Military and CIA Interventions Since World War II", EE.UU. ha intervenido en más de 70 conflictos bélicos o políticos en tierras extranjeras, donde sus líderes o gobiernos no conviene a los intereses de esa nación.

Entre estos hechos prevalecen los ocurridos en más de 30 países: Corea del Sur, Medio Oriente, Vietnam, Camboya, Cuba, Chile, Granada, Libia, Panamá, Haití, Yugoslavia, por solo citar algunos importantes ejemplos de los que menciona el escritor.

Años después, los norteños nuevamente fijaron sus ojos en Afganistán, supuestamente tras el autor intelectual del ataque terrorista a las Torres Gemelas, Bin Laden; luego en Irak, después -no importa el orden- en Libia, Egipto, Siria, Ucrania, donde, argumentan, era o es necesario "aquietar a los revoltosos y acabar con los terroristas y las armas de exterminio masivo", pues -señalan los agresores- los opositores "están asesinando a inocentes y destruyendo esas naciones".

Mas se me ocurre preguntar ¿Y ustedes qué? Acaso no tienen sofisticadas y mortíferos armamentos y sus bombarderos no ultiman a inocentes y arrasan con el patrimonio vital de esos Estados. O es que, por casualidad, en vez de bombas, lanzan pompas de jabón.

Por supuesto que, tras sus nada convincentes explicaciones, están los verdaderos proyectos capitalistas: absoluto dominio político y económico donde quiera que posen sus ojos, y lógicamente, evitar a toda costa, que prolifere en cualquier sitio del mundo un sistema opuesto al suyo.

Desde hace unos 12 años –por mencionar la fecha más cercana- se oye decir: EE.UU. amenaza, advierte. Ya está en posición. Ahora se mueve. EE.UU. ataca. Con ese proceder ¿Quién va a creer en sus samaritanos propósitos, qué manera de luchar por el bienestar de los pueblos y por la vida es esa?

Defender la vida es evitar el sufrimiento de los más de mil millones de personas que viven en pobreza desmedida, de los que padecen hambre, que superan los 800 millones; de los iletrados adultos, y los niños no escolarizados, que en su conjunto, igual, sobrepasan la cifra anterior.

Amparar a los seres es darles el conocimiento necesario para enfrentar la vida y ofrecerles la ayuda precisa con servicios clínicos, suministros médicos y posibilitándoles los recursos monetarios elementales para vivir dignamente.

Con beligerancias no se preserva ni a los seres ni al ambiente. Resulta irónico e irrespetuoso decir que hicimos o hacemos la guerra "para salvaguardar", cuando, por el contrario, al terminar no queda "piedra sobre piedra". No se protege a las sociedades cañoneándolas, destruyendo recursos, fuentes de vida y de subsistencia, oprimiendo e imponiendo voluntades más allá de nuestros límites.

Arremetan contra los hechos que denigran al hombre, las enfermedades, entre ellas, la terrible epidemia del ébola, que ya llegó a América y Europa y cobró sus primeras víctimas, no contra las personas. Pugnen contra quienes arruinan la naturaleza, la biodiversidad, únanse a los que aman y se afanan por la paz.

Con "otro orden internacional", no habrá "lugar para la filosofía de la guerra, certificó Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de relaciones exteriores de Cuba en el 69 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU.

Si se actúa con sabiduría en el próximo período de sesiones de la ONU se podrá hablar más que de guerras y guerreros, de Medio Ambiente, del combate contra la pobreza, de cómo socorrer a los desplazados, a los emigrantes, a los enfermos, a los desempleados, a los hambrientos, a niños desamparados; de cómo reducir la mortalidad infantil y materna, de planes para combatir la violencia contra la mujer y de ayuda a incapacitados, ancianos, en fin a todo y a todos los que necesiten ser auxiliados en este mundo.


Unidos todos los que tienen la voluntad de conseguir la felicidad de la humanidad, no será necesario de pactos para reconstruir países devastados por bombas y sí, aumentarían los recursos para enfrentar los embates de la naturaleza y los declines propios de la vida.

Interpretando el pensamiento del Canciller cubano, un nuevo orden económico y social global es necesario, como la unidad de los países que luchan por ese ideal, única manera de maniatar a los que asolan este hermoso "Planeta Azul".

Por esta, y muchas otras razones, es preciso acrecentar la batalla filosófica por una vida superior.

12/10/14

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