jueves, 23 de octubre de 2014

El Ébola puede tocar en cualquier puerta



Por Denis María Reyes
 
Estamos en pleno siglo XXI, con avances científicos y tecnológico increíbles; viajamos alrededor de la tierra, hemos puesto los pies sobre la luna, enviamos naves espaciales al planeta Marte y andamos por los aires y océanos con la misma facilidad que lo hacemos por la tierra, sin embargo, aún nos sorprenden terribles epidemias tal y como sucedía, anterior o poco después, de la era de Cristo.

La Viruela, enfermedad que data de Antes de Cristo lapidó más de 300 millones de seres, mientras a otros tantos les arruinó la vida. En aquella época, la mortalidad debido a ese u otros flagelos, podía atribuirse a los pocos recursos y a la ausencia de los probados adelantos de hoy; mas ahora, aunque no niego una mayor eficacia en su control, pienso que si se aportaran mayores fondos a las causas humanitarias las consecuencias serían menores ante cada epidemia.

Obviamente -aprecio- se ha descuidado lo más importe, el ser, poniendo la inteligencia, más que para bien de las personas, al servicio del mal, aunque es innegable que ahora el control de epidemias, como el cólera, el dengue, y el ébola, es más eficiente, sobre todo porque hay países, como Cuba y Venezuela, entre otras naciones, y organizaciones mundiales y humanitarias, que asisten prontamente a los necesitados, llevando como único escudo su valía como seres humanos.

Las epidemias llegan primero a las puertas de los pobres, como ha sucedido ahora con el ébola que está azotando al continente más menesteroso del mundo, el africano, pero el rumbo de las enfermedades es errático y quién sabe hacia dónde pueden dirigirse.

La humanidad ha sido (y es todavía como sucede con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, SIDA) hostigada por grandes pandemias como la viruela, el sarampión, la peste negra, la gripe española, la plaga de Justiniano, la Gripe de Hongkong, el Cólera, el Tifus, entre otras tan terribles como estas; mas, espero que este desarrollado mundo no permita que el ébola se entronice como sucedió con las mencionadas enfermedades, pues inteligencia, recursos humanos y sanitarios sobran.

¿Qué pasaría si los multimillonarios y los países prósperos siguiesen los pasos de la pequeña y aún subdesarrollada Isla de Cuba? Este sitiado país caribeño, en la actualidad presta sus servicios de salud en 66 países del orbe, con más de 50 mil especialistas en medicina y enfermería, sin incluir muchas otras disciplinas del sector.

De la misma manera, raudamente, al conocer el brote de la terrible enfermedad, solicitó la disposición del personal de la salud y obtuvo una rotunda respuesta con más de 15 mil trabajadores decididos a enfrentar el reto; y es que éstos saben, como debieran intuir todos, que hoy el ébola llegó a la morada del área más pobre del mundo, pero mañana puede llegar a cualquier región del planeta. Lamentablemente, ya hay fatales ejemplos de eso.

Por eso, y sobre todo por los que hoy están batallando por sobrevivir en un campo minado por la enfermedad, es preciso cerrar filas tan rápido como lo hicieran los países del ALBA-TCP, para que ni el Ébola, ni el Cólera, ni el SIDA, la Tuberculosis o la Malaria -entre otras letales epidemias- sigan perjudicando la familia humana.

23/10/14

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