martes, 2 de septiembre de 2014

¿Sabe el significado del vocablo humano?



Por Denis María Reyes

Desde que empecé a crecer oigo hablar de humanos, humanidad, y de los Derechos con ese mismo nombre; pero mientras más escucho sobre eso, menos entiendo a la raza que dice tener esa condición, pues a pesar del privilegio del raciocinio, el que no poseen los restantes seres vivos, su actuar es peor ¿Será que no conoce el verdadero sentido de esa expresión?

El horror que vive la humanidad por estos tiempos no es de personas civilizadas; aunque, en honor a la verdad, la diferencia de ahora y antes la hacen los sofisticados armamentos usados, pues el barbarismo de los hombres data desde que éstos existen.

No podemos olvidar los terrores de las guerras cuerpo a cuerpo en la era antigua, las peleas a muerte por el mero entretenimiento de monarcas, o los sacrificios con los propios semejantes para agradar a las deidades idolatradas, amén de  muchos otros crímenes por placeres terrenales.

La humanidad de las personas ha de estar en cada acción, gesto o proceder de los seres que representan -según definición- la raza superior; ha de tener intrínsecamente la bondad y el deseo de ayudar; ha de estar despojada de egoísmos, ambiciones y de geófagos propósitos, como los que en la actualidad están destruyendo el  planeta tierra.

Me pregunto  -por fijar un lapso- es de humanos el exterminio contra los palestinos, las masacres en países ajenos ¿Lo serían las de la Primera y la Segunda contiendas mundiales, o los ocurridos en otros tantos conflictos bélicos acontecidos en el mundo?

Y cuando digo ciudades destruidas, obviamente estoy hablando de vidas truncadas sin excluir ni a culpables, ni a inocentes que apenas han visto los astros que iluminan nuestros días y noches.

En esos hechos bélicos han sucumbido miles de seres de esta raza que dice ser humana, humanitaria, generosa. Recae en sus ejecutores la responsabilidad de que hoy millones de seres estén carentes de abrigos, medicinas, alimentos y sufran la pérdida de sus familiares más queridos.

No es precisamente de seres caritativos privar de la vida a inofensivas personas, destruir sus hogares, centros médicos, escuelas, solamente por presumir de poderes que no les servirán de nada cuando abandonen su reinado en este mundo.

No hay calificativos para la crueldad del hombre contra el propio hombre, no obstante civilizado, aunque ¿Lo será? Pregunto. Contradictorio ¿No? Porque son personas instruidas, pero demoníacas en las que ni una sola fibra de su cuerpo emana humanidad.

Aferrados a esa locución, humanidad, tenemos el deber de defender el mundo, por nosotros y por los de mañana, que igual, tienen derecho a una existencia plausible.

Todo está en constante cambio; y el mundo, como un todo único, no escapa a esa variabilidad, a veces para bien y otras para su perjuicio. La materia que lo integra se mueve y está presta a reaccionar a la más mínima alteración de sus componentes, razones que sustentan la teoría de que un día cualquiera, a una hora desconocida, en un minuto impredecible, puede romperse el equilibrio que lo sostiene.

 No apresuremos el principio del fin, pues a nadie conviene.

2/9/14

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