Cuando hablamos de Planeta, lo hacemos de la vida; y cuando de guerra y de paz, igual. Y como a su vez, ambos conjuntos penden del mismo hilo, no es difícil inferir que, si los mandantes de los destinos de la humanidad siguen tirando tan desproporcionadamente para un lado y otro, la hebra se fragmentará y dará al traste, sino con toda, con gran parte de nuestra sorprendente Heredad.
Por estos
días se habla mucho del inconveniente de poseer armas químicas, con lo que ¡por
supuesto! estoy totalmente de acuerdo, pues quién que sea sensato, no lo
estaría. Pero, acaso el que está alzando su voz con más fuerza que nadie
–Estados Unidos de Norteamérica- no posee estas armas… por qué unos pueden tenerlas
y otros no…qué razón le asiste a esta Nación y a otras tantas para poseerlas,
cuando incluso algunas de ellas han demostrado de lo que son capaces.
Cuando el
presidente de EE.UU. Barack Obama, intervino en la 68 Conferencia de la ONU estuve a punto de llorar
por la fuerza emotiva que imprimía a sus palabras. Él lamentaba las muertes de
niños inocentes por el uso de armas químicas en Siria; y no es menos cierto que
fue un hecho enormemente doloroso, sin embargo, a su vez me preguntaba, el
mandatario habrá sufrido igualmente por las criaturas víctimas de los conflictos
bélicos en Afganistán, Irak y los demás territorios atacados impunemente por
sus fuerzas y sus aliados.
Solamente
desde 1949 hasta 1998 Estados Unidos participó en más de 20 acciones de índoles
diversas, contra países del Oriente Medio; lo que obviamente no ha sido por
amor al prójimo. Citemos tan solo un ejemplo: Saddam Hussein, presidente de Irak
en ese entonces (1998) asesinó a millares de kurdos iraquíes, evento bélico en
el que utilizó armas químicas y contrario a sus “humanos principios”, EE.UU.
intensificó, en esa fecha, las relaciones comerciales con la nación iraquí ¡Qué
actitud más conveniente! Cómo creer ahora en su sinceridad.
Y en
nuestro propio Continente nunca se podrá olvidar el avión civil de Cubana de
Aviación explotado en pleno vuelo por sicarios (Posada Carriles y su
compinches) al amparo de Estados Unidos, Nación que hoy pretende enaltecerse
como redentor de las causas justas, olvidando que es el responsable de mucha de
la sangre derramada en el Mundo; tal y como ocurrió el 6 de octubre de 1976,
cuando la nave cubana estalló en los aires, llevándose consigo 73 inocentes
vidas.
Ciertamente
el sufrimiento por el asesinato de un niño es tan inmenso que no cabe en pecho alguno;
pero igual angustia se siente, tanto por los de Siria, como por las víctimas de
Vietnam, por las caídas y mutiladas en Hiroshima y Nagasaki, de lo cual es
responsable su país, señor presidente de los EE.UU.
So
pretexto de acabar con el terrorismo los prepotentes gobernantes de esta región
norteña, pretenden ocultar –para nadie es un secreto- sus verdaderas intenciones con la región
Árabe: control de las riquezas naturales y posicionamiento geográfico en un
lugar muy apropiado para situar sus bases aéreas, baterías de mísiles, flotas y
tropas que controlen allí la posición conquistada y sus alrededores.
Señores imperialistas
-y eso involucra a todos los aliados- el dolor por la muerte de un niño provoca
una tristeza infinita –reitero- pero igual, una enorme impotencia ante los
responsables, lo mismo por los caídos en Siria que por los abatidos por sus
nuevas “águilas de la muerte”: sus flamantes Drones ¿O es que no son niños esos
que quedan tendidos en cualquiera de sus teatros estratégicos?
Quien desconozca
la faz “del águila imperial”, alabaría el discurso del presidente
estadounidense en la 68 Conferencia de la ONU… podría hasta arrancarle sus lágrimas, mas quien
sabe la verdadera historia, no dudo que de la misma manera se le desgarrará el
alma, pero igual, enrojecerá de ira por la impotencia ante este ser igualmente
responsable de otros hechos criminales y tan abominables como el ocurrido en
Siria. Es que solamente vería ante sí un hombre que dice: cree lo que digo y
cierra tus ojos a lo que vez.
Dónde
están los mayores arsenales químicos, nucleares, pregunto ¿Y para qué los
quieren? Si no han de tenerlos los unos, por qué los otros.
Si
verdaderamente queremos luchar por la
Paz, hagámoslo por vías pacíficas, sin atizar hogueras.
Dejemos de MENTIR y practiquemos la AUTÉNTICA DEMOCRACIA,
tal y como expresan en mayoría los países agrupados en la ONU, donde ha de respetarse la
decisión soberana. Es que, si este organismo no puede guiar los destinos de la
humanidad, promover la lucha por la
PAZ y la genuina justicia social ¿Para que la queremos?
¡Hombres
démonos un chance! Esta humanidad lo necesita como el aire limpio y puro que precisa
para seguir subsistiendo.
06/10/13
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