Por Denis María Reyes
06/08/13
Siempre
solemos decir: Este es el verano más caliente de mi vida; y verdad o no, lo
cierto es que el calor que nos agobia por estos días es insufrible, pero inquiero
¿Realmente es más abrasador cada vez…y si no lo fuese qué pasa con nuestro
Mundo?
Cuáles
son las diferencias del clima entre el ayer y el hoy, en realidad el ambiente
está recalentado ahora más que antes, se podría hablar de un incremento gradual
de la temperatura tras cada año transcurrido.
Mas estas
interrogantes no podrían ser resueltas sin el estudio de numerosos textos de
letrados dedicados a la investigación del tema; y comoquiera que el calentamiento
global asfixia por igual a todos, en las manos de todos ha de estar la alerta,
mi principal intención al difundir el asunto.
La Administración
Nacional y Oceánica ha sostenido que desde 1880 hasta la fecha, el año más caluroso
ha sido 2010, con una temperatura promedio de 14,6 grados centígrados. También
ese período, aseveran algunas agencias, fue el de mayor emisión de gases de
efecto invernadero.
En tanto la NASA, con diferentes
procedimientos para la medición de la temperatura, ubica 2012 en el lugar 9 de
la lista de los años más calurosos de la historia. Pero también, esta etapa fue
de eventos meteorológicos extremos y su temporada ciclónica clasifica como la
tercera más activa reconocida.
Sin
embargo, argumentan eruditos, el mundo no ha incrementado su temperatura desde hace
16 años, pero resulta revelador, no obstante, que cada década sea más abrasadora
que la anterior, como demuestran los récord de los tres primeros años del
segundo decenio del siglo XXI; y no caben dudas, que el ambiente es angustioso,
con apenas perceptibles y fugaces cambios en la temporada invernal. Al menos,
así ocurre en mi caribeña Cuba.
De la
misma manera –publican noticieros- estudios declaran al mes de mayo de 2013
¡mire usted en que época del año! como el tercero más cálido del mundo en 134 años
de control por parte de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera (NOOA) en
inglés.
Científicos
del ramo, igual, han dado a conocer que la temperatura media global de 2011 fue la más elevada y
que 9 de los 10 años más calurosos datan desde 2000, lo que indica que los
gases de efecto invernadero han seguido colmando la atmósfera terrestre en esta
centuria, más que nunca.
Con
certeza sabemos que estamos dañando
nuestra naturaleza y las reaccionamos son nimias, a pesar de las alertas de la Comunidad Científica
que instruye a las colectividades sobre las nefastas consecuencias que está
acarreando el deterioro Medido Ambiental.
Por citar
tan sólo un ejemplo, construimos ciudades, Industrias, carreteras, sin percibir
que los amasijos de cemento, arena, granito y otras mezclas cubren la Tierra de
tal manera, que de seguir a esa marcha, perecerá ella y todos sus seres ¿Acaso
podría usted respirar con su nariz tapada… tal vez por la boca sí, pero, hasta
cuándo?
No por
casualidad hay más calor en las ciudades más desarrolladas e industrializadas
que en sus alrededores. Como certifican expertos, en las grandes metrópolis se
forman las llamadas Islas de Calor debido
a la imposibilidad de la tierra para airearse.
Las
impenetrables argamasas utilizadas en las construcciones tapizan los suelos,
daños reforzados por la ausencia o pobreza de árboles, parques o caminos
porosos. Por este motivo en el centro de las ciudades, el calor provoca más sofoco
que en sus afueras o donde se expande la naturaleza libremente.
Acaso al
proyectar las urbes, sus parques, calles y sendas para transeúntes, pensamos en
la vital ventilación de la
Tierra. Resulta elemental que al planear, las no obstante,
necesarias y bellas ciudades, tener en cuenta que éstas necesitan lozanos
“pulmones” para garantizar la buena salud de la Colosal Morada, el Planeta
Tierra.
Y aunque
la mayoría sabe de qué estamos hablando, es oportuno recordar que platico sobre
la floresta, la que además de oxigenar el hábitat proporciona belleza,
colorido, frescor, alegría y riqueza ambiental fortalecida con la fauna que se
le une, indispensable para el equilibrio terrestre.
El
follaje ayuda a eliminar las llamadas Islas de calor; y con éstas la
proliferación de un número mayor de enfermedades, para las cuales las altas
temperaturas son su ‘caldo de cultivo’ –señalan investigadores- a la vez que
beneficia a varios objetivos económicos y sociales de las urbes, del entorno y
de los propios pobladores, los que, ineludiblemente sin las arboledas habrían
sido castigados severamente por el abrasador ambiente.
A veces
me pregunto ¿Por qué no detenernos a pensar cuáles son las causantes del calor,
qué podemos hacer para atenuarlo, cómo ayudar a ralentizar ese fenómeno que
está castigando a tantos seres?
Resulta
inverosímil que un montón de pescados, caídos por azar en una carretera, se
haya frito en pleno pavimento en apenas unos minutos; mas agencias noticiosas
reportaron el insólito hecho, ocurrido en una calle de una región de la República Popular
China, país donde la temperatura ha alanzado hasta 40 grados centígrados.
La situación
con el clima en el Mundo se está tornando poco menos que caótica, por eso
pienso que cada uno de los tantos millones de seres humanos sensatos deben,
aunque sea, plantearse cumplir una de las tantas acciones que pueden beneficiar
la humanidad.
Cada
persona, o al menos los más conscientes, han de sembrar una plantita en cada
rincón disponible, o cada vez que por necesidad imperiosa se corte ésta, una simple
manera de ayudar a la sostenibilidad del Planeta.
Digo,
escribo y vuelvo sobre el tema, mas nada más que soy aprendiz, amante de la
naturalaza; una propagadora de las advertencias de los doctos en la
especialidad, mis maestros indirectos, a quienes me uno para luchar por la
prolongación de la existencia.
¡Ufff,
qué calor! Así que ¡A trabajar! antes de que arda la Tierra con todo lo que
anda sobre su faz.
06/08/13
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