Por Denis María Reyes
Cada día
se habla de los perjuicios que el hombre le ha ocasionado al medio ambiente, de
lo que se hizo y ya no tiene remedio, de lo que aún puede evitarse o modificar y
de los que apoyan o no la tenaz lucha por preservar la vida de la ‘casa grande;
del mismo modo, se esbozan innumerables proyectos en su defensa, pero como
quiera que no todos asumen con responsabilidad las intenciones, hay que insistir.
Ciertamente,
el tema resulta reiterativo, mas no hay que cansarse, sino por el contrario,
ser como la persistente gota que, con su tac tac tac, diario, es capaz de perforar
hasta la más dura de las rocas. Es necesario volver una y otra vez sobre el
tema, para que cada una de las personas sepa cómo actuar para mitigar el cambio
climático y, en general, los daños causados a la madre natura.
En 60
años, publican investigadores, la población mundial se ha casi triplicado, lo
que significa mayor explotación de los recursos naturales y por ende, una producción agrícola superior; laboreo que habrá
de hacerse en suelos –situación que empeora el asunto- cada vez más degradados.
Resulta
imprescindible trabajar de forma sostenible, condición importante para evitar
el colapso del patrimonio natural; aprender a cuidar y querer los ríos, mares,
océanos, la atmósfera, la tierra por donde andamos, y amarlos tanto, como los
bienes personales, porque igual, son tan nuestros como todo lo que privativamente
sostiene nuestras vidas.
El Cambio
Climático es tan real, como la humareda que nos envuelve y asfixia tras la
carbonización de un bosque; y, como la quema de éste, el viraje climático
también tuvo su comienzo. Ambos devienen de la irresponsabilidad de los hombres
y data desde que el egoísmo, la maldad y la incapacidad de pensar atinadamente,
se apoderó de ellos, que, por ser superiores, se entronizaron sobre el resto de
las especies para acabar con lo suyo, y con lo ajeno.
En una
ocasión, Fidel Castro, líder indiscutible de Cuba, recordó un fragmento de un
magnifico documental del director francés Yann Arthus-Bertrand, en el que
vaticinaba:
"En la gran aventura de la vida en la
Tierra, cada especie tiene un papel que jugar, cada especie tiene su lugar.
Ninguna es inútil o dañina, todas se balancean. Y ahí es donde tú, homo
sapiens, humano inteligente, entras en la historia. Te beneficias de un
fabuloso legado de 4 000 millones de años, proveído por la Tierra. Solamente
tienes 200 000 años, pero ya has cambiado la faz del mundo."
Más
ilustrativa no puede ser esta cita. Por señalar un ejemplo, solamente me
referiré al nivel de CO2 actual en la atmósfera. Según científicos, ya
sobrepasa el límite, con una acumulación de más de 400 partes por millón de
moléculas (PPM).
Asimismo,
deducen acreditados internacionales, que el Cambio atmosférico está avanzando -por
décadas- a una velocidad de 37 y 17 kilómetros en los hemisferios norte y sur,
respectivamente, proceso que lógicamente influye sobre los regimenes del clima
e igual en la propagación y los ciclos de migración de las especies, con negativas
consecuencias para la continuidad de la vida en todas sus formas.
Los ecosistemas
terrestres, estiman estos expertos, en un lapso de 50 años han sufrido mayor
impacto, que los marinos, pues se han calentado tres veces más que este último.
No es
difícil apreciar que aumenta el maltrato al clima y con esto, el rigor de éste contra
el hombre. Para este año 2013 la temporada de huracanes en el Atlántico, Golfo
de Méjico y el Caribe será, según meteorólogos, “muy activa”; por otro lado, la
población mundial sigue creciendo y con ella las necesidades de explotación de
los recursos, que como no han sido trabajados de forma razonable, cada vez son
menos fructíferos y mayores los problemas que tendrá que enfrentar la
humanidad.
Mas, como
siempre sucede, la peor parte toca a los pobres, pues mientras que para ellos
escasearán más los alimentos, los ricos seguirán, no obstante, tirando toneladas
de estos al basurero.
¿Qué clase
de mundo es éste que nos ha tocado vivir? Con todo para que todos vivamos bien
y sin embargo ¡tan desigual!
Cuba trabaja
por elevar la cultura medio-ambiental de sus ciudadanos y para conseguir el
propósito se afana en el adiestramiento esencial de estos por todas las vías
que posee, incluidos los niveles de enseñanzas, que van desde el círculo
infantil hasta la
Universidad.
La Isla caribeña libra una importante
batalla para lograr que los ciudadanos se inserten en el plan de atenuación de
los efectos del Cambio Climático; y lo hace instruida sobre las características
del suelo cubano, el que–aseguran
versados- tiene un alto potencial de erosión y una fertilidad de menos de un
tercio, por lo que los labradores están obligados a alcanzar una mayor
explotación agrícola como garantía alimentaria, pero han de conseguirlo sosteniblemente.
Para vencer
el reto de protección del entorno, dijo un panel de especialistas de la TV cubana, después de crear la
infraestructura necesaria y garantizar el nivel monetario posible, la
Isla comenzó a trabajar en la integración entre la economía y
el Medio Ambiente. Al mismo tiempo –afirmaron-
labora en el reciclaje, en el saneamiento de ríos, bahías, lagunas, playas,
zonas costeras, en la reforestación y en la producción de energía a partir del
biogás y la creación de parques eólicos, entre otros.
Evidentemente, si queremos enfrentar el Cambio
Climático con las menores efectos posibles, los retos a vencer son muchos, pero
mayor aún ha de ser la comprensión de que, si no somos capaces de razonar esto,
la existencia de los presentes será muy difícil; y peor aún, la de la
generación venidera.
Entonces,
concluyo –y he ahí mi cometido- la gota esencial
del saber sobre el Medio ha ser multiplicada, y más aún, hay que penetrar las
mentes obtusas de los que, en vez de contribuir para preservar el hábitat,
gastan los millones en su destrucción y en la del propio hombre.
4/07/13
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