lunes, 20 de mayo de 2013

La amistad


Por Denis María Reyes
 
Un amigo me hizo saber que “Lo bueno de los tiempos difíciles es que ahuyentan a las falsas amistades…” y cuánta razón le asiste, mas en la vorágine de la vida pocas veces nos detenemos a pensar en el significado de pinceladas como estas, que advierten y resultan valiosas, no para vapulear a los simuladores, sino para ayudarlos a ser auténticos.

Es que al llevar dentro ciertas miserias humanas, contrario a lo que se cree, se es un ser infeliz. Vea, al que se le odia o envidia, por citar algunos ejemplos, raramente conoce que no “es santo de devoción” de persona alguna; y por ende, no siente alteración en sus sentimientos. Entonces, de los dos ¿Quién sufre?

Usualmente, al descubrir a un hipócrita, nos angustiamos, cuando contrariamente debiésemos alegrarnos, pues su falsedad ha quedado al descubierto librándonos del mal gusto que dejan las ingratitudes.

Cuando se es diáfano, se es feliz, en tanto los fingimientos son incómodos porque no se sabe ni cómo sonreír para agradar y conseguir que triunfen sus ocultas intenciones ¡Y qué pena ser desenmascarado por los interlocutores! 

La mayor satisfacción que puede sentir un ser humano es la de socorrer desinteresadamente a sus semejantes, ver su alegría, su agradecimiento y saberse partícipe del alivio a su dolor. Por eso me adhiero el pensamiento de José Martí, Héroe Nacional de Cuba: “Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad.” 

El amigo auténtico está siempre junto a ti, tanto para reír como para llorar. Te da su pan, te abriga, te cuida y estará a los pies de tu lecho si enfermaras; pero si alguien, que crees incondicional, no hiciese eso, no sientas aflicción por ti, sino por él, pues su doblez lo irá aislando de todos. 

La amistad es entre individuos, pero también entre los países. Cuba es un paradigma de confraternidad entre naciones, lo que ha demostrado con una carga de salud y de otras enseñanzas que han beneficiado a los más necesitados de varias Patrias del Mundo, y por el único interés de repartir felicidad y bienestar más allá de sus fronteras.

El amigo incuestionable da, no pide; está radiante, si lo estás tú; y cuando precisas de él, aparecerá al instante. Es que, la amistad, no busca utilidades, sino la felicidad de los semejantes.

20/05/13

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