domingo, 24 de octubre de 2010

Aún mil razones para vivir

Por Denis María Reyes
denismrg@enet.cu

Cuando sientas que la vida te reduce o que los caminos te enmascaran las salidas... y las mieles se te tornan muy amargas, aún quedan mil motivos para continuar; y por lo efímero de la existencia, haz hacia un lado las trampas y sigue adelante.

La vida comienza, evoluciona y muere, como ha de hacerlo hasta la tierra misma con deceso pronosticado pasados unos 7 mil 500 millones de años. Tarde, pero sucumbirá lo mismo que los hombres con una duración más efímera todavía.

Nada es eterno y lo sabemos. Si no lo es la tierra ¿Por qué ha de serlo la vida? Si no ésta ¿Por qué permanecería el amor? Sino el amor ¿Por qué las cosas? Todo se acaba.

Liberarse de lo que corroe la voluntad es de sabios. A veces la felicidad nos dista apenas un metro y no la notamos porque nuestro horizonte no va más allá de la sien.

A los dulces seres que te dieron el aliento le son importantes tus caricias, que le auxilies; y el hijo que ya creció seguirá buscando tu regazo aún cuando ya una diminuta personita nacida de su amor comienza a necesitarte para aprender a reír y a balbucear sus primeras palabras.

Un vistazo en derredor mostrará un arco iris de razones para resistir y vivir con plenitud el instante que residirás sobre este prodigioso planeta verde.

Unos sueños se rompieron, mas otros le sucederán; y a la vuelta de algunos soles y lunas, sabrás que con cada desengaño llegará una vida nueva. No te resistas a olvidar si no quieres decir al final ¡Viví o morí mientras estuve!  

Cuando creas que los motivos terminaron aún puedes alumbrar a quien te cree senil, enseñar a los bisoños a pasar cada lance de la vida con juicio, o a calmar, aunque sea, la sed de una plantita que a su vez auxiliará a tu planeta para que, al menos,  mientras viva, no se asfixie.

24/10/10

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