viernes, 15 de mayo de 2015

Arquitectos de su propia destrucción

Por Denis María Reyes
Cuando sentimos el agobio por el calor, la ausencia de lluvia, o sus excesos; si brotan el fuego, las cenizas, piedras o corrientes de lava de las profundidades de la tierra; o ésta se sacude y se agrieta engulléndolo todo, la primera frase que nos asalta es, por qué ese desenfreno.

Y aunque conocemos los principios generales sobre la variabilidad de la materia, igual sabemos que las acciones sobre ésta aceleran los cambios y con ello, la existencia de cualquier vida,cosa u objeto ¿Duda que alguna vez nuestro Planeta haya sido víctima de estas alteraciones?
El clima por ejemplo, aunque no tengo registros de cuán variable fue o no en épocas remotas, si me consta que en mis primeros años de vida existía una diferencia bien marcada entre las estaciones del año; y que en cada una de ellas primaban características bien distintas. En el hoy, el domingo, 26 de abril, casi se rompió el récord nacional de temperatura en Holguín, Cuba, con 38,7 grados Celsius, cifra a solo una décima de la marca establecida en la cercana, e igual oriental provincia, Granma, un 17 de abril de 1999.
Mas el día 3 de mayo entrante, transcurridos apenas 8 días con sus noches, la temperatura podía considerarse agradable. Esto, tras un período inicial del año bien seco, modificado de repente por intensos aguaceros en el occidente del país y por unas escasas lluvias, a veces lloviznas, en otras regiones de la caribeña isla cubana.
Pero los que ya “peinamos canas” sabemos el por qué de ese ambiente tan cambiante. Es que bailamos sobre una cuerda floja, cada vez más tambaleante e insegura; lo que no es por casualidad, sino porque seguimos sin asumir responsablemente las metas que han de frenar el descalabro natural que venimos fomentando milenariamente.
Ya se ha dicho: todo lo que es mal tratado perece ¿Podrían ser la tierra y sus recursos una excepción? Indagando sobre qué regula los regímenes de lluvia encuentro que ésta depende de la presión y humedad atmosféricas y de la temperatura, condiciones que evidentemente han variado de forma notable, gracias a la actividad humana. Como es natural, estos, igual, por fuerza se han modificado, repercutiendo sobre el planeta y todo lo que le concierne.
Versados en el asunto medio ambiental hoy hablan de una “misteriosa” masa de agua caliente en el Océano Pacífico. De la misma manera alertan sobre las nefastas consecuencias provocadas por las perforaciones hidráulicas (método fracking) en las rocas marinas profundas, actividad, esta última, utilizada para la búsqueda de petróleo y gas, con lo que se ha propiciado el incremento de sismos en regiones aledañas, pues el proceder incide sobre desconocidas placas tectónicas, multiplicando estos desastres naturales.
El desenfrenado empeño del hombre por aumentar sus arcas, ya ricas, los lleva a proyectar su propia destrucción, es que no creo en el samaritanismo de los explotadores de estos yacimientos, sino, por el contrario, en su desmedido afán por abultar su propio peculio.
Según un reporte de Russia Today, en el entorno de la extraña masa de agua caliente en el área del Pacífico, hasta lo que se sabe, por desconocidas causas, se ha visto afectada la flora y la fauna; y por ende, la cadena alimenticia, dado que el clima tiene que lidiar con una variabilidad entre 1 y 4 grados centígrados por encima de las temperaturas medias.
El hombre, por los siglos de los siglos, ha hecho un gran festín con lo que la Madre Naturaleza le ha prodigado, pero como ocurre con todo jolgorio desenfrenado, si no pone coto a sus desmanes, no puede más que esperar funestas consecuencias.
Una vez más estamos a las puertas de la Cumbre de los interesados en frenar el desastre ambiental, donde se revisarán otra vez las políticas que han de regir para detener el cambio climático. Como tengo fe -como mi Apóstol, José Martí- “en la utilidad de la virtud, ” espero que prime la inteligencia de los hombres que tienen el destino de la humanidad en sus manos.
Espero que esta generación no sea el arquitecto de su propia destrucción ...”tengo fe en el mejoramiento humano.”, no lo digo yo, lo expresó el Maestro.
15/05/15

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