domingo, 14 de abril de 2013

Nacer no es difícil

Por Denis María Reyes

Lo difícil no es nacer, sino crecer, desarrollarse y comenzar a andar por los torcidos, espinosos y nada fáciles, caminos de la vida. Lo complejo es aprender a vivir, y hacerlo bien.
Con frecuencia se dice, no tengo suerte, estoy marcado por un destino aciago, no soy de los ‘lleva una estrella en la frente’, pero nunca nos detenemos a deslindar las actitudes que ayudan a que la vida sea funesta.
Los destinos lo hacen las propias personas. Primero con la ayuda de sus mayores, de la familia, de sus maestros, en la formación de sus valores; después con su propio actuar. El hado que nos alumbrará hay que buscarlo, si es preciso, en lo más alto del propio firmamento, pues nunca caerá sin inquirirlo, como sucede con la lluvia.
Si no se nace en cuna de oro, se ‘fabrica’ el acomodo ¿Cómo? Es que acaso no se tiene cabeza, manos y pies como los demás. No podemos sentarnos en el ‘valle de los lamentos’, o a señalar a quienes nacieron enriquecidos, sino esforzarnos por obtener nuestro caudal, o al menos lo mínimo para conseguir el confort imprescindible para una vida plena.
Y si esa suerte que desea no le dio un ‘príncipe azul’ confórmese con el color que le tocó ¡Qué importa eso, si le facilita la tranquilidad social y espiritual que le dará quietud!
Hay que rodearse de lo que es conveniente, de lo que es bueno para alcanzar lo que queramos, pero sin ambiciones fútiles. Y si en algo se falla, no debemos tirarnos en un rincón; sino recomenzar, pues el triunfo es de los que perseveran. Es que, a veces nos falla la mirada, pero no siempre tiene que ser igual.
En algún momento pensó cuánto durará nella nostra vita, como diría un italiano. A qué no.
Razone: cinco años entre los brazos de papá y mamá; y al abrigo de los círculos infantiles, de las guarderías; unos 6 con sus primeros profesores, después, llega la estadía en las aulas del Bachillerato y otros tantos cursos en la Universidad. Luego el trabajo y finalmente el obligado descanso, entre comillas ¡claro!
Cuántos seres humanos sobreviven a los cien años...y si los sobrepasa ¿En qué condiciones?
¡¿Ve usted!?
Entonces, valdrá la pena atascarse en las causas perdidas. Evidentemente no.
La suerte, amigos, el destino, el progreso, no lo busque en manos ajenas. Está en la habilidad, la constancia, en su arrojo. Hay que atraparla antes de que merme el ímpetu, para que, cuando comience a declinar, no tenga que decir: tuve una vida sombría… en todo mi tiempo sobre este paraíso terrenal, viví muriendo.
Como habrá notado, nacer no es difícil, pero sí aprender a recorrer, con acierto, los pasajes de la vida.
14/04/13

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