Por Denis María Reyes
El Día de
los enamorados es una fecha que aunque resulta de la remembranza de un suceso que
otorga el protagonismo a San Valentín por su heroicidad en defensa del amor, igual
es el pretexto para que los comerciantes llenen sus arcas tal y como ocurre
cada vez –lo que es casi a diario- que se decide el agasajo a un grupo de
personas por las razones que sean.
Pero no
por eso el amor pierde sus encantos. Por amor nacemos y por esa pasión vivimos
desde que abrimos los ojos, hasta, tal vez, por ese mismo ardor, morir. ¿Y acaso
existe alguna obra humana que no lleve implícito aunque sea una pizca de ese afecto?
El amor
carnal engendra la vida, es la más sublime de todas las pasiones; el simiente
que plaga el planeta de seres que, finalmente, hermosearán el mundo con las
obras salidas de sus manos. Sin amor el trabajo sería imperfecto.
Por amor,
unos son médicos y hacen a un lado su propia vida para salvar la de otros; terceros,
maestros, ya que disfrutan cuando irradian su sabiduría; mientras que algunos nacen
y se apasionan como enfermeros, torneros, constructores, científicos,
comerciantes, artesanos, médicos veterinarios, en fin, que en cualquiera de las
profesiones está implícito ese noble sentimiento.
Con su
amor el artista hace creíble sus episodios de ficción, de fantasías o de la mal
querencia de los hombres. Su exaltación por lo que hacen es capaz hasta de
arrancar lágrimas a los espectadores; y por amor, igual, se siembra y riega una
plantita, curamos un incauto animalito, cuidamos el entorno, luchamos porque se
acaben las guerras y reine la paz mundial.
Por amor
a la Patria
muchos mortales quedaron tendidos en el campo de batalla, y otros yacen en sus criptas o están encarcelados. Y por
apego a su verdad, respecto al movimiento de la Tierra -a pesar de ser obligado
a adjurar- el científico Galileo Galilei, salvaguardó su teoría con la famosa
frase “Epppur si muove” (“Y sin embargo se mueve”)
El amor es una fuerza sin límites: dulce y amargo; doloroso y tierno; a veces incomprensible, obstinado, manso y fiero, pero en fin, aún con las apariencias más disímiles, es el sentimiento más universal; lo podemos encontrar de increíble maneras; y entre sorprendentes criaturas en los lugares más inverosímiles.
El amor
embellece, ennoblece el alma y aunque sea por un instante borra todo en su
derredor. Cuando amamos algo o estamos enamorados de alguien el mundo puede
‘caerse’ debajo de nuestros pies y no apreciaremos su ausencia.
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