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Al hablar
ante el plenario del máximo órgano de la
ONU, el ministro afirmó que esa es la realidad registrada en
los últimos cuatro años, a pesar de las 20 resoluciones consecutivas aprobadas
por la Asamblea
General en demanda del fin de esa política.
Dijo además que el mantenimiento de ese cerco no es del interés nacional de Estados Unidos, sino que daña los intereses de sus ciudadanos y compañías, en especial en tiempos de crisis económica.
Dijo además que el mantenimiento de ese cerco no es del interés nacional de Estados Unidos, sino que daña los intereses de sus ciudadanos y compañías, en especial en tiempos de crisis económica.
Por qué
cercenar los derechos constitucionales y civiles y la libertad de viajar de los
norteamericanos prohibiéndoles visitar la isla, si estos pueden ir a cualquier
otro lugar del planeta, incluso donde su país libra guerras, preguntó.
Asimismo,
cuestionó por qué renunciar a un nuevo mercado de 11 millones de personas, para
qué seguir gastando cientos de millones de dólares que vienen de los impuestos
que pagan los ciudadanos en la inútil e ilegal subversión contra Cuba.
E indagó
para qué dañar las relaciones de Washington con otros Estados, incluidos sus
aliados, con medidas extraterritoriales que violan el derecho internacional.
Como el
bloqueo es una política unilateral, deberá cesar unilateralmente, sentenció
Rodríguez en la sesión que analizó el tema Necesidad de poner fin al bloqueo
económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos de América contra
Cuba.
Y explicó
que el cese de esa medida evitaría al gobierno estadounidense un mayor
descrédito de las políticas humanitarias, al tiempo que esa administración
dejaría de ser un pertinaz violador de los derechos humanos de los cubanos.
Precisó
que Cuba nunca ha estado en guerra ni ha realizado actos hostiles contra
Estados Unidos y jamás ha permitido la organización de acciones terroristas
contra el pueblo norteamericano.
No existe
ningún motivo legítimo o moral para mantener este bloqueo que está anclado en la Guerra Fría, apuntó.
Es sólo
el arma de una minoría cada vez más exigua, aislada, violenta y soberbia que lucra
electoralmente con ella, desprecia el reclamo de las mayorías y no se resigna
ante la indoblegable determinación de los cubanos de decidir su propio destino,
acotó.
Rodríguez
enumeró una serie de ejemplos que demuestran las múltiples y diversas afectaciones
ocasionadas por el bloqueo no solo a mi país, sino también a muchos de los
gobiernos aquí representados.
Durante
la gestión del presidente Barack Obama, las multas por sanciones ascienden a
dos mil millones 259 mil 732 dólares y duplican las correspondientes a ambos
períodos del exmandatario George W. Bush, indicó.
El
canciller calificó de inmenso e incalculable el daño humano que causa el
bloqueo norteamericano, así como los sufrimientos, carencias y dificultades a
cada familia, niña y niño, mujer y hombre, discapacitados, anciana o anciano y
los enfermos.
Por su
propósito declarado y sus efectos directos, el bloqueo contra Cuba califica
como un acto de genocidio y una violación masiva, flagrante y sistemática de
los derechos humanos de un pueblo entero, puntualizó.
Rodríguez
reiteró que los daños económicos acumulados durante más de medio siglo por esa
medida ascienden, hasta el 2011,
a un billón 66 mil millones de dólares, calculados de
manera rigurosa y conservadora sobre la base de la depreciación del dólar
respecto al oro.
Al
recordar la reciente reelección de Obama, el canciller de la isla caribeña
afirmó que el mandatario norteamericano tiene la oportunidad de iniciar una
nueva política hacia Cuba, distinta a la de sus 10 predecesores durante más de
medio siglo.
Será
difícil y enfrentará recios obstáculos, pero el Presidente conserva las
facultades constitucionales que le permitirían escuchar a la opinión pública y
generar la dinámica necesaria, mediante decisiones ejecutivas, aún sin pasar
por el Congreso, dijo.
No caben
dudas de que sería este un legado histórico, insistió.
Rodríguez
reiteró a nombre del presidente cubano, Raúl Castro, la firme voluntad del
gobierno de Cuba de avanzar hacia la normalización de relaciones con los
Estados Unidos, mediante un diálogo respetuoso, sin condiciones previas, sobre
bases recíprocas y de igualdad soberana, sin merma alguna a nuestra
independencia y soberanía.
En ese
sentido, ratificó a Washington la propuesta de una agenda para un diálogo
bilateral dirigido a avanzar hacia la normalización de las relaciones y que
incluye el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero.
También
contiene la exclusión de Cuba de la arbitraria e ilegítima lista de países
terroristas, la abrogación de la
Ley de Ajuste Cubano y de la política de pies secos-pies
mojados y la compensación por daños económicos y humanos.
Asimismo,
la devolución del territorio ocupado por la base naval de Guantánamo, el fin de
las agresiones radiales y televisivas y el cese del financiamiento a la
subversión interna.
Y como
elemento esencial, la liberación de los Cinco luchadores antiterroristas
cubanos, cruel e injustamente presos o retenidos en este país (Estados Unidos).
Esto
último como un acto de justicia o, al menos, una solución humanitaria que
concitaría la gratitud de mi pueblo y la respuesta de nuestro gobierno,
puntualizó.
El
ministro cubano ofreció al gobierno estadounidense negociar acuerdos de
cooperación en áreas del mayor interés mutuo, como el enfrentamiento al
narcotráfico, al terrorismo, al tráfico de personas y para la completa
regularización de las relaciones migratorias.
Además,
para la prevención y mitigación de desastres naturales, la protección del medio
ambiente y los mares comunes y la reanudación de las conversaciones,
unilateralmente suspendidas por Washington, sobre temas migratorios y para el
restablecimiento del correo postal.
No
obstante, reafirmó que Cuba defenderá a cualquier precio sus conquistas,
persistirá en sus ideales, se recobrará de las catástrofes naturales como la
que afectó a Santiago de Cuba y las provincias orientales y centrales. (PL)
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