Por Denis María Reyes
Fotos: José Pérez Chávez y de la autora
De la grandeza y la obra de los trabajadores de la salud cubana hablan en el mundo entero los millones de seres que han sido rescatados de la muerte por la efectividad del gran “Ejército de los hombres y mujeres de las batas blancas”, de este –quizás para algunos- enigmático país del Mar Caribe: Cuba
De la grandeza y la obra de los trabajadores de la salud cubana hablan en el mundo entero los millones de seres que han sido rescatados de la muerte por la efectividad del gran “Ejército de los hombres y mujeres de las batas blancas”, de este –quizás para algunos- enigmático país del Mar Caribe: Cuba
Mas algunos
países ricos, que con sus millonarias arcas podrían atenuar las miserias de los
más pobres, no cejan en su empeño por denigrar la obra de la pequeña Isla
caribeña.
En 1959, para una población de unos seis millones de habitantes, Cuba contaba solamente con unos 6 mil médicos que, según referencias estadísticas, estaban concentrados principalmente en la capital de la Isla y en sus cabeceras de provincias. La mortalidad infantil era superior a los 60 por cada mil nacidos vivos y la expectativa de vida no pasaba de los 60 años.
Una mirada al presente es más que convincente para entender cuán diferente es hoy la realidad en esa esfera social. Miles de médicos, enfermeras y técnicos cubanos y extranjeros se han graduado en las academias de medicina de Cuba y prestan sus servicios aquí y en sus lugares de orígenes, yendo a los más inhóspitos sitios de cada zona.
El revolucionario proceso de la pequeña Isla no se conformó con el beneficio que le proporcionó a su pueblo, sino que fue más allá de sus confines con una carga humanitaria invaluable. Con su personal médico y técnico, esparce salud por casi todo el Orbe, más que por dinero, a cambio de la satisfacción por el humanitario deber de salvar una vida.
A las decenas de misiones cumplidas en varias partes del mundo, se suma la Operación Milagro –iniciada el 8 de julio de 2004, liderado por Cuba y Venezuela- que ha devuelto la vista a miles y miles de ciudadanos de Bolivia, Argentina, Brasil, Paraguay, Perú, Ecuador, Colombia, República Dominicana, El Salvador, Costa Rica y otras latitudes, que por supuesto incluye a Venezuela y Cuba; de la misma manera que, son innumerables los servicios de este conjunto sanitario a los países devastados por huracanes, terremotos y otros sucesos catastróficos.
Pero para
lograr lo anterior, antes, hubo que transformar el panorama existente. El
número de hospitales y demás instituciones de salud eran tan reducidos que
habría sido imposible acometer tales propósitos. Por eso se construyeron decenas
de hospitales, policlínicas integrales y estomatológicas y centros para el
desarrollo profesional, técnico y científico.
Más
tarde, esta red sería ampliada con la construcción de consultorios para el
Médico y la enfermera de la familia; en fin, se desplegó todo un trabajo para la
mejora de la salud y el desarrollo científico-técnico, que permite exhibir los
resultados actuales del país; y más aún, dar el apoyo solidario a casi todos
los Continentes del Hemisferio con varias misiones médicas e importante
suministro de vacunas.
En esta
sala, por la humanidad y el respeto con que se tratan a los pacientes, aún
cuando se esté al borde de la muerte, se respira vida. Lo sabía, pero mejor
aún, lo viví para poder contarles. El nivel profesional es indiscutible y la
responsabilidad con que administran la salud dice mucho del amor por la
profesión.
La
excelencia allí podría llamarse Yoharlin Céspedes, Sonia Pelegrín, Zobeira
Aguirre, Tamara Díaz, Noemí Batista, Annelis Pereira y Caridad Antune, quienes,
en el mismo orden, representan la
Jefatura del servicio, los especialistas y la regente del
personal de enfermería.
Igual no
podemos desconocer el amor y la dedicación con que se desempeñan los médicos especialistas
Residentes Margarita González, Yasmaidira Purón, ni de sus colegas
costarricenses, Bahameses y cubanos, que también desgranan amor en cada una de
sus acciones y palabras.
Y para
ser totalmente justos, queremos reconocer la dedicación de cada una de las
enfermeras y del resto del personal técnico y de servicio que allí labora.
Estas
personas representan al “gran Ejército de los hombres y mujeres de las batas
blancas”, quienes a cualquier precio y sin costo alguno, se afanan por
preservar la vida de humildes ciudadanos, hasta ese momento desconocidos para
ellos, y que llevan en sí como única fortuna su vida.
Cuánto le
cuesta a un paciente cubano el ingreso en un hospital, su tratamiento… o para
decirlo bien, cuánto le costaría, pues la medicina en Cuba es gratis, así como sus estudios. Sabemos que nada.
Por eso para
mi país y los que luchan por la vida, el mejor de los reconocimientos: que el
mundo entero sepa de la grandeza de esta pequeña Isla caribeña y de su
laboriosidad y abnegación tan solo por el tesoro más preciado del mundo: la
vida.
03/07/12
1 comentario:
No hay personas con un sentimiento humanitario otro que no sean cubanos que yo lo viví en carne propia.
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