martes, 3 de julio de 2012

De vuelta a la vida: la reflexión


Por Denis María Reyes
Fotos: José Pérez Chávez y de la autora

De la grandeza y la obra de los trabajadores de la salud cubana hablan en el mundo entero los millones de seres que han sido rescatados de la muerte por la efectividad del gran “Ejército de los hombres y mujeres de las batas blancas”, de este –quizás para algunos- enigmático país del Mar Caribe: Cuba

Y digo enigmática Nación, no por misteriosa, sino porque para muchos, incluidos algunos coterráneos, resulta inexplicable que se comparta con otros lo que, según su parecer, aún no sobra; sin embargo en mi ver, esa es justamente la razón que magnifica la misión de estos salvadores de vidas que con efectividad y orgullo muestran al mundo que ‘un pan’,  bien repartido puede mitigar el hambre y el dolor de toda una humanidad.

Mas algunos países ricos, que con sus millonarias arcas podrían atenuar las miserias de los más pobres, no cejan en su empeño por denigrar la obra de la pequeña Isla caribeña.

En 1959, para una población de unos seis millones de habitantes, Cuba contaba solamente con unos 6 mil médicos que, según referencias estadísticas, estaban concentrados principalmente en la capital de la Isla y en sus cabeceras de provincias. La mortalidad infantil era superior a los 60 por cada mil nacidos vivos y la expectativa de vida no pasaba de los 60 años.

Hoy, esas cifras se han revertido de manera increíbles. La esperanza de vida pasa de los 70 años y la mortalidad infantil es hasta menos de 5 en algunas localidades. Trece enfermedades han sido refrenadas mediante un sistema que inmuniza a la población contra males tan terribles como la tos ferina, el tétanos,  la difteria, el sarampión, la tuberculosis, el tifus, la poliomielitis, y otras dolencias que antes del triunfo revolucionario le arrebataban la vida a miles de niños.

Una mirada al presente es más que convincente para entender cuán diferente es hoy la realidad en esa esfera social. Miles de médicos, enfermeras y técnicos cubanos y extranjeros se han graduado en las academias de medicina de Cuba y prestan sus servicios aquí y en sus lugares de orígenes, yendo a los más inhóspitos sitios de cada zona.

El revolucionario proceso de la pequeña Isla no se conformó con el beneficio que le proporcionó a su pueblo, sino que fue más allá de sus confines con una carga humanitaria invaluable. Con su personal médico y técnico, esparce salud por casi todo el Orbe, más que por dinero, a cambio de la satisfacción por el humanitario deber de salvar una vida.

A las decenas de misiones cumplidas en varias partes del mundo, se suma la Operación Milagro –iniciada el 8 de julio de 2004, liderado por Cuba y Venezuela- que ha devuelto la vista a miles y miles de ciudadanos de Bolivia, Argentina, Brasil, Paraguay, Perú, Ecuador, Colombia, República Dominicana, El Salvador, Costa Rica y otras latitudes, que por supuesto incluye a Venezuela y Cuba; de la misma manera que, son innumerables los servicios de este conjunto sanitario a los países devastados por huracanes, terremotos y otros sucesos catastróficos.

Pero para lograr lo anterior, antes, hubo que transformar el panorama existente. El número de hospitales y demás instituciones de salud eran tan reducidos que habría sido imposible acometer tales propósitos. Por eso se construyeron decenas de hospitales, policlínicas integrales y estomatológicas y centros para el desarrollo profesional, técnico y científico.

Más tarde, esta red sería ampliada con la construcción de consultorios para el Médico y la enfermera de la familia; en fin, se desplegó todo un trabajo para la mejora de la salud y el desarrollo científico-técnico, que permite exhibir los resultados actuales del país; y más aún, dar el apoyo solidario a casi todos los Continentes del Hemisferio con varias misiones médicas e importante suministro de vacunas.

De esta manera Cuba ha demostrado que no es millonaria, pero tiene el don de la riqueza espiritual de su gente; no es poderosa, pero posee la fuerza de la justicia  social a nivel planetario y sin ningún tipo de distinción, especialmente para su pueblo.

Como en el resto del país, la norteña provincia de Holguín cubre con sus servicios de salud todo su territorio urbano y rural. Pero en esta ocasión quiero ejemplificar los avances del sector, exaltando la labor de la sala de dermatología, reumatología y gastroenterología del hospital docente clínico quirúrgico Lucía Iñiguez Landín, donde se lucha y se logra la excelencia en los servicios médicos y paramédicos.

En esta sala, por la humanidad y el respeto con que se tratan a los pacientes, aún cuando se esté al borde de la muerte, se respira vida. Lo sabía, pero mejor aún, lo viví para poder contarles. El nivel profesional es indiscutible y la responsabilidad con que administran la salud dice mucho del amor por la profesión.

La excelencia allí podría llamarse Yoharlin Céspedes, Sonia Pelegrín, Zobeira Aguirre, Tamara Díaz, Noemí Batista, Annelis Pereira y Caridad Antune, quienes, en el mismo orden, representan la Jefatura del servicio, los especialistas y la regente del personal de enfermería.

Igual no podemos desconocer el amor y la dedicación con que se desempeñan los médicos especialistas Residentes Margarita González, Yasmaidira Purón, ni de sus colegas costarricenses, Bahameses y cubanos, que también desgranan amor en cada una de sus acciones y palabras.

Y para ser totalmente justos, queremos reconocer la dedicación de cada una de las enfermeras y del resto del personal técnico y de servicio que allí labora.

Estas personas representan al “gran Ejército de los hombres y mujeres de las batas blancas”, quienes a cualquier precio y sin costo alguno, se afanan por preservar la vida de humildes ciudadanos, hasta ese momento desconocidos para ellos, y que llevan en sí como única fortuna su vida.

Cuánto le cuesta a un paciente cubano el ingreso en un hospital, su tratamiento… o para decirlo bien, cuánto le costaría, pues la medicina en Cuba es gratis, así  como sus estudios. Sabemos que nada. 

Por eso para mi país y los que luchan por la vida, el mejor de los reconocimientos: que el mundo entero sepa de la grandeza de esta pequeña Isla caribeña y de su laboriosidad y abnegación tan solo por el tesoro más preciado del mundo: la vida.

03/07/12    

1 comentario:

Anónimo dijo...

No hay personas con un sentimiento humanitario otro que no sean cubanos que yo lo viví en carne propia.