domingo, 29 de enero de 2012

¿El mundo está cambiando?


Por Denis María Reyes
Con cierta alarma –supongo- se examinan las estadísticas que demuestran cómo los desastres naturales crecen y lo destruyen todo cada vez con mayor frecuencia; pero, pregunto ¿Más que preocuparnos por lo, hasta cierto punto, inevitable, no habría que accionar con mayor voluntad para reducir las calamidades provocadas por los propios seres humanos?
Y digo ‘hasta cierto punto’ porque sabemos que los malos manejos de los recursos naturales, la sobreexplotación y la contaminación globalizadas, contribuyen al deterioro ambiental, que irremediablemente estalla por cualquiera de sus puntos más frágiles en el momento menos esperado.
Más de 300 Desastres Naturales -según reporte del diario cubano, Granma- se llevaron a la tumba a 30 mil seres humanos en el 2011, al propio tiempo que las pérdidas económicas ascendieron a 366 mil millones de dólares contra los 243 mil registrados en el año 2005, hasta ese período, la cifra más alta.
Pero, si se adicionan otros sucesos que igualmente a diario cobran vidas ¿A cuánto ascendería la alarmante cifra? Víctimas de los numerosos eventos bélicos, de la mal nutrición, por la carencias de servicios médicos, en fin, por la pobreza extrema y la violencia imperantes en múltiples países del mundo.
En 2011 los sucesos catastróficos –registran las estadísticas de la ONU- agredieron principalmente a Japón, Brasil, Estados Unidos, Tailandia, Turquía, Filipinas, China y el Cuerno Africano, pero –mirando hacia atrás- antes fueron devastados Haití, Indonesia y numerosas naciones más que aún no se recuperan de las trágicas pérdidas.
Los terremotos, inundaciones, sequías, tormentas tropicales, olas de calor y frío, tsunamis, deslizamiento del terreno, deshieles, son irrefrenables, pero los hombres con su mal procedimiento frente a la naturaleza están precipitando muchos de estos fenómenos.
La Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático, en Durban, Sudáfrica, habría sido un momento oportuno para plausibles pactos en defensa del Mundo, sin embargo solamente se consiguió un grupo de acuerdos que obliga a los mayores contaminadores a reducir los gases de efecto invernadero.
Mas, de ninguna manera será suficiente para detener el calentamiento global, como tampoco lo es el apoyo financiero para que los países de menos desarrollo jueguen su rol en la gran batalla por la supervivencia del Planeta y sus especies.
Los Delegados al Diálogo, están comprometidos a trabajar este año en un tratado legalmente vinculante para reducir las emanaciones de gases que dañan el ambiente, pero no habrá una decisión definitiva hasta el 2015; y más lejana aún resulta la fecha -el 2020- en que entrarán en vigor los proyectos resultantes ¡Quién sabe qué pasará desde ahora hasta esa data!
Según algunos expertos el Coloquio de Duraban fue un éxito, en tanto para otros, no fue más que un paliativo -con los que coincido- no obstante, sentencia un viejo refrán ‘Del lobo, un pelo’.
El mundo está cambiando e igual requiere que los individuos -para su bien y el de éste- sean hombres diferentes, mas para eso es preciso voltear la hoja y despojarse de las ansias imperiales que hoy los está dominando.
29/1/12

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