Por
Denis María Reyes
A la escucha de investigadores sobre los posibles
viajes a través del espacio-tiempo, con el deseo de conocer en carne propia el
pasado y el futuro, concluí: ciertamente, el pasado existe, pero todavía
solamente podemos volver a él mediante la historia; en tanto, al futuro, nada
más que “volando” en alas de nuestros pensamientos.
Aunque me considero solo aprendiz de este asunto, me
atrevo a asegurar lo anterior porque conozco que hasta el momento, según la hipótesis
de los científicos Einstein-Rosen, existe la posibilidad de realizar el ansiado
viaje, pero aún, no es más que una teoría no probada.
Entonces, cruzar las “fronteras del espacio-tiempo”, intra
o inter universo, aún no va más allá de un loable deseo de los terrícolas, por
eso pienso que, en tanto se desentrañan esos enigmas, debiéramos esforzarnos,
con igual ahínco, por la solución de los millones de problemas que abruman a la
humanidad.
No hablaremos de pobres ni de ricos, ni de muertes por
hambre o ambición; ni de guerras destructoras, sino de una existencia vulnerada,
con un pasado al que si pudiésemos volver, no sería por el placer de enterarnos
qué sucedió en aquella época, pues ¿Qué veríamos? Sino -aunque con otros ropajes- las mismas miserias
materiales y humanas que abundan en nuestra era.
Presenciaríamos jolgorios entre hombres prósperos,
reyes, plebeyos; iguales reyertas callejeras y políticas, infracción de
Derechos, injusticias, malversaciones, raterías, ultrajes, vejámenes contra la
mujer, en fin, abundancias para unos y, estrecheces para los otros…entonces
¿Cuáles serían las diferencias entre el presente y el pasado…Valdría la pena ir
allí?
Innegablemente, eso sí, con las bellezas naturales de
antaño, casi inmaculadas, desprovistas del daño que ya hace mucho tiempo el
hombre le está causando al Medio Ambiente, recrearíamos nuestra existencia,
disfrutando de mayor pureza en los ríos y el aire; de verdes sabanas y de un océano
y un cosmos, limpios de las despojos que centenariamente hemos lanzado hacia
ellos.
Mientras, en alas del pensamiento llego a dos futuros:
uno sombrío, otro resplandeciente; pero que sea de una u otra manera depende de
los hombres del presente, que si bien es cierto, han avanzado sobremanera en
las ciencias destinadas al bien de la humanidad, también lo es que los saberes
se inclinan, igual, hacia la promoción de increíbles y destructores armamentos.
Los pertrechos de guerras existentes serían capaces de
destruir innumerables veces el planeta tierra, entonces, no sería mejor
trabajar en este real y palpable presente para allanar el camino de las futuras
generaciones, las que sí han de ver ese mundo tan ansiado por los actuales.
Nunca renunciaría a la posibilidad de conocer otros
mundos; y si lo considerase viable, hasta querría ir allí, pero, primero
abogaría por remediar los conflictos de la hermosa Heredad que tenemos.
Entre el pasado, el futuro y el presente, me quedo con mi
tiempo; es que el ayer no es muy diferente al hoy; en tanto, el mañana, lo vislumbro
muy incierto.
7/9/2016
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