Por
Denis María Reyes
El arte nació con él, los oficios los adquirió por la
necesidad de colaborar con la manutención de sus 11 hermanos; más para lo uno y lo otro, le bastaron apenas cursar 8 grados, no
por falta de deseos de seguir ascendiendo, sino porque, obvio, no pudo escalar
más alto.
Luego conocería a otros colegas de las luchas
revolucionarias, al líder universitario, Fidel Castro Ruz, porque por esos
lares anduvo trabajando: Fue a la Granjita Siboney, sitio donde se acuartelaron
parte de los que después integrarían el futuro Ejército Rebelde; de ahí al
Moncada, al Presidio, al exilio, al desembarco del Granma, hasta finalmente,
saborear el triunfo y entregarse en cuerpo y alma a la consolidación de las
ideas por las que luchó.
Pero el Comandante de la Sierra y del llano abrazó parejo
el deber patriótico y el arte que llevaba dentro desde que era muy joven, el
que igualmente inmortalizaría a este hombre que dejó una impronta artística
probada en unas 300 obras musicales y una docena de libros, donde narraría las vivencias captadas por su insomne pupila,
entre ellas, “Contra el Agua y el Viento”, donde relata los hechos del
destructor ciclón Flora de 1963; y con el que obtendría en 1985, el Premio Casa
de las Américas.
Quién no ha tarareado alguna vez la pegajosa melodía de
una de sus más hermosas canciones, “La Lupe”, que con su letra nos traslada a
México, al Yate Granma, al lomerío de la Sierra Maestra; con la que invita a
recordarlo ¡Pero cómo no hacerlo! Quien no siente su presencia también con el
cadencioso “Dame un traguito”, pegajoso son, presente en cada festejo cubano.
El 11 de septiembre de 2009, fue el día en que expiró su
cuerpo, pero su intenso quehacer revolucionario y sus obras discográficas y
literarias lo eternizaron. El comandante de la Revolución, Juan Almeida Bosque
es de esos hombres, que nacen, crecen, pero no mueren.
Fue grande no por sus riquezas materiales, pues un
humilde periodista de la época, su padre, no podría proporcionárselas; y menos
su madre que no pudo más que dedicar su vida a la crianza de la numerosa prole
que trajo al mundo, entre ella al hombre, que por la huella dejada es hoy, y
será siempre, motivo de orgullo del presente y de las futuras generaciones.
El Comandante de la Revolución, Juan Almeida Bosque,
nacido el 17 de febrero de 1927, el Héroe de la República de Cuba, el
compositor y escritor, desde siempre, abrazó el deber con la misma fuerza que
el arte.
De ahí su dulce y eterna presencia.
11/9/16
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