Por
Denis María Reyes
Parece,
y ya era hora, que los conductores de la humanidad, al adoptar un
sensato acuerdo, comprendieron su responsabilidad con los destinos
del mundo. Esta vez, con un atinado actuar se pronunciaron a favor de
la vida planetaria, comprometiéndose a que la temperatura global,
causante del Cambio Climático, no rebase los 2 grados centígrados;
y aún más, que apenas alcance el 1,5, o menos.
Con
esa intención los 195 países más la Unión Europea -según anotan
agencias- limitarán la producción de los gases de efecto
invernadero, devenidos de la actividad humana, al nivel de absorción
natural de los océanos, los suelos y los árboles; y de conformidad
con la mejor información científica del momento.
La aprobación de un
acuerdo sobre Cambio Climático estimula sobremanera a todos los
interesados en el tema y es considerada un triunfo “monumental”,
según calificación del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon y
la presidencia de importantes naciones y de la COP21. Ojalá, anhelo,
sea la voluntad excelsa y verdadera de cuántos legitimaron el
documento vinculante; y que cada uno cumpla cabalmente su parte.
En París, no fue fácil
armonizar, pues mientras unos respaldaban -publican algunos medios-
los decisivos acuerdos, otros, los más poderosos, pugnaban por no
comprometer sus enjundiosos negocios, pues para estos, dejar de
generar gases de efecto invernadero, significa arriesgar sus
caudales; mas, no obstante, esta vez triunfó la razón. Alcanzaron a
avizorar que al ritmo actual se embarca el futuro, pero también el
presente.
Ahora se enfrentará un
nuevo reto universal: la implementación de los programas
individuales de cada país, apuesta que lleva implícita la
prolongación de la existencia humana y planetaria, decisiones tan
importante como el histórico acuerdo logrado, tras más de 20 años
de esfuerzos.
“Del lobo, un pelo”
reza en el refranero popular, quiero decir, es mejor algo, que nada,
pero si tenemos en cuenta que los plazos de revisión (cinco años)
control y exigencias, son largos y de débil obligatoriedad,
obviamente tendríamos que unir al entusiasmo por el limitado éxito,
un tanto de desaliento. Resulta penoso que el ingenio humano no esté
en su totalidad al servicio de la prolongación de la existencia, aún
tambaleante, a pesar de los esfuerzos. Es que todavía queda una gran
brecha entre lo que se necesita y lo que se acordó.
Muy grave para la
humanidad son las consecuencias del cambio climático. De hecho, ya
sentimos las alteraciones provocadas por el calentamiento global, el
que influye sobre la agricultura, los ríos, los suelos, los
regímenes de lluvia, la elevación del nivel de los océanos, el
derretimiento de los hielos , la extinción de especies, la
degradación del agua potable, la emigración de ecosistemas,
trayendo consigo la aparición de enfermedades, hambrunas y el
aumento de dañinos insectos.
Desde que nuestro
histórico Comandante en Jefe, Fidel Castro, advirtió sobre el
peligro de la desaparición de la especie humana por el maltrato al
medio ambiente, en Cuba se tomó mayor conciencia y se comenzó a
perfilar los planes protectores de la naturaleza.
Hoy, la Isla caribeña,
a tono con este propósito trabaja por alcanzar un 24 por ciento de
energía renovable para el 2030, con el aumento de la eficiencia
energética; y a pesar de que su influencia en la atmósfera con los
gases de efecto invernadero, es mínima, realiza acciones para
mitigar los daños que se derivan de estos, entre otras medidas como
forestación de las zonas dañadas, la protección de sus áreas
costeras y de sus bosques, acciones que acometen trabajadores,
estudiantes, amas de casa y organizaciones de cualquier índole.
Finalmente, mientras
reflexiono, me invade una duda ¿Quien acabará con quién? al tiempo
que respondo : el hombre con el planeta y el planeta con el
hombre;aunque este último, la hará de forma involuntaria, pero
finalmente los dos se extinguirán. No dudo que ambos podrían
finiquitar por una gran catástrofe natural en un tiempo x, pero ese
período podría distar mucho del presente, si los que además de
caminar, hablar y pensar, fuesen más lógicos, menos ambiciosos y
valorasen mejor lo que tienen.
El asunto con nuestro
mundo cada vez se torna más grave ¿Será que el ingenio de los
políticos no les alcanza para ver eso?
Espero que la sensatez supere los obstáculos.
14/01/16
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