Por
Denis María Reyes
En
ocasiones solemos cuestionar a las personas por hablar de ciertos
temas, desconociendo que, a veces, la experiencia supera los
conocimientos académicos... que la vida es una consecución o
alternancia de etapas, tras las que el espíritu de los seres va
enriqueciéndose.
En
en ese discurrir me atrevo a hablar del siguiente y otros asuntos;
claro, explicando, que a la experiencia vivida, siempre sumo lo
aprendido de las eminentes personalidades de la psicología que sigo
y admiro.
No
se puede acuñar -puntualizando sobre el tema- que por un momento
difícil o de abundancia, lo perdimos o lo tenemos todo. Hoy
somos pobres o viceversa, tal vez mañana, lo contrario; así, este
día estamos alegres, en el otro tristes, por eso, concluyo: Hoy
vivimos, mañana, quizás, frase que ha de incitar a pensar y a usar
razonablemente el tiempo y lo que se posees.
De
esta manera podemos ir equilibrando la existencia para
disfrutar, en las diferentes etapas de la vida, los momentos
correspondientes. Con ese fin hay que enseñar los niños a ver los
encantos de su edad; en tanto, los jóvenes, han de aprender a
utilizar el vigor de sus años mozos; a consumir y retener todo lo
que le es dable, sin aferrarse a nada que le estropee su espíritu,
pues su etapa tiene la magia y el tiempo para transformarlo todo a su
favor, incluidos los vicios que los llevan al fracaso y les dañan su
salud corporal, mental y social.
En
la vida existen tiempos muy puntuales: los de estudiar, enamorar,
trabajar, descansar; y los de aportar cuanto ésta te dio la
oportunidad de tener, etapas, que si quieres aprovechar plenamente,
han de ser inviolables.
No
hay que ansiar ser mayores ni gobernar nuestros destinos antes del
momento fijado; ni anhelar formar una familia, cuando aún no
corresponde. Debemos alejar del pensamiento cuanto lo lacera, pues no
será poco el mal si alteramos el período por transcurrir, o nos
dejamos guiar por los ansíes negativos que hoy están trastornando
la mentalidad de los hombres.
Igual,
no hay que amilanarse cuando nos “caen” las canas, la piel se
hace más suave, cuando ésta comienza a ceder; es que, esas señales
te confirman que has tenido la suerte de no quedar en el largo y
difícil camino de la vida, que has sido muy afortunado y que has
sabido sortear y vencer sus obstáculos.
¡Qué
bueno llegar a viejo! ¿Por qué no? Si aún estamos.
He
ahí, en pocas líneas, la intríngulis de la vida, pero tan
importante como encontrar su cara oculta, es aprender a competir en
su ruleta y saber cómo ganarle la pelea.
5/11/15
No hay comentarios:
Publicar un comentario