Con la verdad absoluta por delante ¿Podríamos decir que somos felices?
¿Y si la respuesta es sí, por cuántos minutos se goza de ese deleite?
El mundo está "patas arriba" y de verdad que es muy, pero muy
difícil que vuelva a poner los "pies" en su lugar, si es que algún
día los tuvo ahí, porque hasta lo que conozco, no creo que alguna vez haya
estado derecho, a no ser en la época en que aún no existían los humanos o
todavía carecían de razón, pues desde que tienen juicio, la ambición ha
dominado todo sus entendimiento.
Cómo ser felices cuando sabemos que un niño llora por hambre y frío, o
su madre lo vio morir por esas causas.
Cómo serlo, al enterarnos que en países hermanos, una madre vendió un
infante como única opción para salvarlo; o cuando conocemos que crecen llenos
de parásitos, en lugares insalubres, sin educación, porque los recursos de sus
familias no les alcanza para más; pero peor aún, porque su país –que si los
tiene- no se los proporciona.
Quién podría ser feliz cuando se cercena la vida, el mayor y único
tesoro del hombre, por mera codicia, por el dominio de un área geográfica,
política o económica; en fin por todo lo que allí existe, sin importarles la
distancia que haya entre ésta y los avariciosos.
Podrá alguien disfrutar haciéndolo sobre cadáveres, procediendo como
un verdadero "eje del mal", siendo partícipe directo o no de masivos
homicidios; cuando pesa sobre sí el desasosiego de un hogar, el desequilibrio
emocional de un ser, o de la silenciosa muerte de nuestra propia heredad.
A veces me tranquiliza la certeza de que quienes violentan las
personas o los Estados, desperdician los alimentos o no piensan en sus
semejantes; pisotean los Derechos Humanos o ajenos, son enfermos mentales, pues
no es posible vivir sin avergonzarse dilapidando bienes y alimentos, mientras
millones de seres carecen de todo lo elemental para su vida. ¿Serán humanos, a
veces me digo, o extraterrestres llegados en un extraño OVNI?
Por eso, cuando medito en las barbaridades que cometen los hombres,
cuando veo sus inverosímiles crueldades me quedo pensativa, atónita. Mi
raciocinio no da cabida a semejantes salvajadas, entonces concluyo, en los
irracionales, es admisible, pero no en los humanos, no.
La impotencia me invade y me pregunto ¿cómo podrán ser felices con ese
actuar...cómo podremos serlo nosotros conociendo esas atrocidades? ¡Cómo serlo,
si hay miles de razones para que no sea así!
Mientras la paz y los Derechos de los hombres sean rehenes de la
codicia, la Felicidad será sólo un ensueño.
21/2/17
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