Por Denis María Reyes
En el mundo “no
hay nada más importante que un niño”. Es que esa personita lleva en sí la
enorme responsabilidad de la continuidad de la vida, de la conquista del
futuro, es símbolo de pureza, de amor sincero y desinteresado, cualidades
carentes en numerosos humanos de estos tiempos y que están dando al traste con
la Sociedad de los presentes.
¿Acaso nos hemos
preguntado la gran responsabilidad que tenemos en la formación de estos?
Los niños serán
los garantes del ulterior, pero, no obstante los errores de los presentes, necesitan
de nosotros para que el nuevo lapso sea mejor; por esta causa, tanto como eso, hay
que ayudarlos a crecer íntegros, con mente sana, la única manera de que sean certeros
conductores de las Sociedades venideras.
“Los niños son la
esperanza del Mundo” –dijo el Héroe
cubano, José Martí- frase que encierra todo lo que representan los retoños de
la más sublime de las pasiones: el amor.
Al nacer, a todo
niño le es totalmente incomprensible el significado de cuanto le rodea, más en
apenas unos cinco añitos, irán dejando atrás su candidez; comenzarán a
interpretar ‘los por qué’ de cada cosa, conocimientos que los llevarán a tomar
las riendas de las nuevas sociedades que, cada vez, demandarán de hombres mejor
preparados.
Los niños significan
futuro y tienen una preponderante participación en cada lapso; entonces, preciso,
si queremos una sociedad superior a la nuestra, primero hay que dejarlo crecer,
luego ser su certero guía, Y después convertirnos en el mejor de sus
protectores contra los virulentos vicios que hoy en día estropea la mentalidad de
los hombres.
Conocemos el
cardinal papel de nuestros “retoños” para la continuidad de la existencia, sin
embargo los descuidamos. El alma se
estruja cuando conocemos que en el mundo
trabajan más de 160 millones de niños, o que
diariamente muere un sin número de estos como consecuencia de conflictos armados, o por hambre, por
asesinatos, violencia, secuestros, por el frío o por falta de recursos médicos,
entre miles de calamidades que irremediablemente los alcanzan.
Cuánta
insensibilidad humana, crueldad, poca percepción de lo que es verdaderamente
esencial para que la vida continúe resplandeciendo, para que la humanidad
progrese, en vez de retroceder como a veces sucede.
Reflexiono sobre el
rol de la niñez en la Sociedad, pero igual lo hago sobre su Derecho a ser feliz
¿Miró alguna vez
los ojitos de un niño? Si lo hizo habrá encontrado en ellos un enorme signo de
interrogación, pero igual, la expresión más cándida y dulce del mundo, algo que
sensibiliza al corazón más cruel; Verá que sólo le pide un gesto de amor, un
poco de felicidad, algo que no muchos suelen darle aunque no les cuesta ni un
céntimo de sus cuantiosas fortunas. Igual, en esos ojitos, encontrará las
fuerzas que necesita para garantizar y perfeccionar su futura Sociedad.
Cuando una
comunidad se destruye –piense- renace de sus propias cenizas, pero cuando muere
un niño, expira la esperanza, un pedazo de futuro, y la prórroga de la vida, se
achica.
20/01/15
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